Podría empezar éste post, con un “Te lo contamos en 5 puntos!!”… O tal vez, con un video súper motivador en el que te digamos “No, no sólo es el dinero que llevas a casa”… O incluso, con una imagen en la que estés cargando a tu peque, quien viste una capa roja, y el fondo de la foto es de un atardecer con montañas, como de esas en las que te venden seguros para cuando vaya a la posible universidad que está en riesgo de quedar obsoleta por la inteligencia artificial.
Pero no, me gustaría hacer éste post, un poco más aterrizado… y no me refiero al trabajo, como sugerí antes, vamos a obviar la parte en la que “el dinero es lo importante para poder subsistir”.
¿Te diste cuenta? No dije “para vivir”, dije “subsistir”. Te cuento.
EL EJEMPLO… si, muy clichetero, pero eres el ejemplo.
Tu peque ve en ti lo que será su futuro… ve cómo tratas a su mamá, si la respetas, si le das su lugar, si la proteges, si la quieres, si la ayudas en lo que necesita, e incluso si le das consejo... no sé si ya sacaste conclusiones, pero si es niña: tu hija, se casará con alguien que la trate como tratas a su mamá… si es niño: tu hijo aprenderá a tratar a las mujeres, como te vea tratando a su madre.
¿Pasas tiempo con ellos los fines de semana? No, no me refiero a que estés en la casa viendo el fut… me refiero a pasar tiempo con ellos: jugando a que eres un pirata (con todo y disfraz), la sala es una isla con un tesoro escondido, el perro es un tiburón (si ya lo pintaron también), y tienen que salvar a la princesa (por lo regular, es mamá) que está en la torre… se pintan, desacomodan la sala, corren, gritan, encuentran el tesoro, recogen la casa y se arreglan para ir a comer… imagínate la comida, sin teléfonos ni tablets en la mesa… platicando acerca de sus sueños, o sus planes futuros (no es lo mismo), o de sus inseguridades, o las tuyas, pláticas interminables que pueden llevar a sobremesas de una o dos horas (en mi caso, son más largas)… cuando sean grandes, y vayan a la universidad, y ya no los veas todo el día (o los fines de semana completos), ¿a qué crees que se queden acostumbrados? ¿A platicarte su vida o bastará con una llamada por teléfono cada quince días?… ¿Y cuando tengas nietos?
EL SABIO… si, aunque no lo creas, tus hijos creen que TÚ tienes más respuestas que Google.
Y cómo no van a pensar eso? Están aquí porque tú contribuiste a que estén…
Un sabio, NUNCA es el que sabe cómo sumar, restar, dividir y multiplicar. O el que se sabe de memoria los escritos de Santo Tomás de Aquino. Mucho menos el que puede recitar la constitución de memoria. Un sabio es el que sabe qué hacer con toda esa información.
A niveles más sencillos… un sabio, para tu hijo, es el que sabe cómo ayudarle a responder preguntas imposibles… como por ejemplo: ¿A dónde va el Sol todas las noches? ¿Por qué la sal, es salada? ¿Por qué mi perro, no habla? ¿Cómo le digo a Regina que me deje de molestar? ¿Cuándo podré cargar cosas pesadas?
Un sabio, es el que también sabe decirle a sus hijos, en esas preguntas sin respuesta: “No sé, pero podemos investigarlo”. Es alguien que puede reconocer sus propias limitaciones, y que sabe, que con un poco de esfuerzo e investigación, puede superar esa ignorancia. ¿Te acuerdas de la primera parte, que eres el ejemplo?
Un sabio, es humilde…
EL GUIA… también desempeñas un papel de brújula humana. Pon atención de a dónde vas.
Cuando le preguntas a tus peques: ¿Y tú que quieres ser de grande?… te pueden contestar muchas cosas: desde mago o princesa, hasta domador de hurones o Reina de Inglaterra. Lo sabemos, porque a todos nos preguntaron lo mismo cuando éramos chiquitos, y todos sabemos que nuestra respuesta fue cambiando conforme fuimos creciendo. Por ejemplo, un día entré a la primaria, y me enteré que el trabajo de “piloto de prueba de juguetes”, no existía…
La respuesta a esa primera pregunta, en realidad no es tan importante. Lo importante es hacer la pregunta siguiente: ¿Y por qué quieres ser “inserte la respuesta anterior aquí”?
Cuando empiezas a entrar al UNIVERSO de motivaciones, te das cuenta que la primera respuesta es mucho más profunda que lo que habías pensado inicialmente. Probablemente, lo que quiere tu domador de hurones, es que “Pelusa” (el hurón increíble), se divierta más mientras juega porque su casa es muy chiquita… y lo que a él le gustaría (a tu peque, no a Pelusa) es construirle una casita de madera donde hubieran miles de túneles y escaleras, y un laberinto infinito… “es más, te voy a enseñar un dibujo que ya hice”…
Tu trabajo, no es decirle: los domadores de hurones no existen. Tu trabajo es ayudarle a construir la casita que quiere para Pelusa. Enseñarle el proceso de creación: vamos a necesitar madera, pegamento, pintura, un taladro, un martillo, clavos, y mucho plástico para no ensuciar la sala porque sino tu mamá nos mata a los tres… incluso si nunca has construido una casa para hurones… es irlo guiando en el proceso de resolver problemas.
Un guía, sabe a dónde va… Incluso si aún no conoce el camino.
EL VALIENTE… siguiendo la idea anterior
Me acuerdo la primera vez que me subí sólo (sin mis papás viendo) a una resbaladilla, fue en el Kinder. Las escaleras, llenas e interminables (probablemente no medían más de 140 cms de alto, pero yo medía menos de la mitad de eso), y luego hasta arriba, todos peleando por ver quién se aventaba.
Me acuerdo de la resbaladilla porque una vez arriba, a uno de mis compañeros lo empujaron para que se aventara, y se cayó del juego… la maestra lo cachó y se interpuso entre él y la Tierra, pero el momento en el que caía lo recuerdo en cámara lenta: veía como volaba con brazos y manos extendidas, boca abajo, el suéter ondeando contra el viento, y yo pensando “¡¿Qué demonios hago aquí trepado?!”
Tú y tu esposa, más que nadie, saben que la vida es una secuencia interminable de problemas. El siguiente, más difícil que el anterior: tienes que dormir sólo en tu cuarto… y ahora te toca estudiar… y vas a hacer algunos amigos, y algunos no te van a caer bien… y no vas a entender todas las materias (y no me pidas que te explique porque sé menos de física que tú)… y ya acabaste la escuela… Y la novia ya lo cortó… y el primer empleo… y el jefe es “vamos a dejarlo así porque es Family friendly”… Y ahora la tarjeta, y el préstamo del coche, y la renta de la casa… Y me quiero casar, pero pienso que aún no tengo dinero suficiente… y no sé cuándo sea adecuado tener hijos, ¿cuando ya te alcance?… Y falleció el abuelo, y no sé que siento… ¿y ahora?
El mundo es un lugar difícil (a veces, despiadado), y no hay nadie mejor para tus hijos, que tú para enseñarles que los problemas se enfrentan. Que si, van a haber muchas situaciones que te van a dar MUCHO miedo. Vas a pasar noches sin dormir, y vas a tener mucho estrés… vas a querer regresarte por las escaleras, y es que claro!!! ¿Cómo se te ocurre querer aventarte de la resbaladilla del Kinder sin tu papá cerca?… ¿No acabas de ver a Raúl? ¡Salió volando por el barandal, y si no es por la Miss, la Tierra tendría un nuevo cráter!… ¿En qué estás pensando? ¡Bájate, ya!… en ese momento, en el que no sabes qué hacer, no hay nada más poderoso que la imagen de tu papá diciendo “Venga mijo, tú puedes, como lo practicamos… no pasa nada”.
Ser valiente, es tener miedo y pese a eso, hacer lo que tienes que hacer.
EL ARQUITECTO…
Lo anterior, son extractos de libros (más gruesos, serios y sin tantos puntos suspensivos), pero también de experiencias… propias y de amigos, conocidos y familiares.
Al inicio, te dije, vamos a obviar el “traer dinero para subsistir”. ¿Por qué? Te respondo:
Los niños, se desarrollan mejor, dentro de una familia. Y una familia se construye con mucho trabajo… y aunque el dinero juega un papel importante, como te puedes dar cuenta en lo anterior, es lo que menos trabajo te va a costar conseguir. Como ya te estarás imaginando, lo más difícil, va a ser organizar tu vida para tener tiempo de hacer todo.
Por ahí dicen: “El hogar, es donde el corazón está”, y, “Mamá, es la que hace de la casa un hogar”… y si, mamá hace el hogar, pero el papá es el responsable de construir y mantener unida a la familia.
El papá, pone el tono bajo el que la familia va a desarrollarse. Transmite reglas de convivencia, valores que han pasado de generación en generación (por eso son valiosos… de ahí el término), y su presencia.
Presencia, no sólo en consejos y apoyo, sino en literalmente estar presente. ¿Cuántos videos de niños en festivales, donde el peque no encuentra a sus papás (los dos) en el público, tenemos que ver para entender que lo que los niños más necesitan, es a sus papás dentro de sus vidas? El viaje a Disney, estuvo padrísimo… las vacaciones a Cancún súper divertidas… esa chamarra que tanto quería, y que le regalaron de cumpleaños, la va a usar siempre que salga… pero NUNCA se va a olvidar de cuando participó en aquel concurso de su escuela y cuando acabó, su papá estaba ahí echando porras.
Si… el trabajo, es el que da el dinero para rentar y comer y viajar y el taekwondo, y es necesario… pero no es lo más importante. Porque al final del día, si no estás sufriendo a tu jefe, y los reclamos de clientes, y el atraso de los proveedores, y la falta de pago de acreedores… para poder construir y estar con tu familia, ¿entonces para qué lo estás haciendo?
Así que… felicidades papá!! Gracias por ser ese ejemplo, y sabio, y guía, y valiente y constructor que me trajo hasta donde estoy… espero poder ser la mitad de lo que eres, y hacer el trabajo que hiciste conmigo, con mi bebé. Y espero poderle enseñar la mitad de lo que me enseñaste, y decirle dónde me equivoqué para que no lo repita. Y crezca, y se case, y forme una familia, y tenga un ejemplo que seguir. Y que entienda que ese ejemplo viene de decenas de sus antepasados que lo llevaron hasta ese punto.
¡Felicidades a todos ustedes, señores! Festejen con sus familias… disfruten de lo que están construyendo, y déjense querer. Sólo por toda ese trabajo que hacen, se merecen más que un día.